Mientras tomaba el café he pensado que los cementerios
tendrían que construirse siguiendo el eje Este-Oeste. La puerta de entrada
orientada hacia el Este, por donde sale el sol, y la parte de atrás del
cementerio hacia el Oeste, hacia el ocaso. Pero no es así. El único criterio
era situarlos lejos. De ahí que los cementerios estén desorientados. Por eso
los muertos no se acaban de ir del todo.
Después me he acordado de Celan, y que cuando se arrojó al Sena escogió el puente de Mirabeau, el punto exacto que aparece en la balada de Apollinaire. Para Steiner, Celan escogió ese lugar porque estaba situado bajo las ventanas de la habitación en la que Tsvietáieva pasó su última noche antes de regresar a la desolación y la muerte en la Unión Soviética. Creo que en un momento así uno no piensa en Apollinaire, que Celan saltó desde el puente de Mirabeau, que no es un lugar muy bonito pero estaba cerca de su casa. Y como ya no quedaba nadie en la terraza he repetido en voz baja una frase que tal como la iba pronunciando me parecía una consigna dadaísta: «Se lanzó SELÁN al Sena».