domingo, 8 de marzo de 2020

En esa locura de las cosas sin importancia


Como me gustan las cosas fuera de contexto, he pensado que tenía una piedra en el estómago. Aunque a veces yo también estoy en sitios equivocados. Esta mañana, mientras caminaba hacia una cafetería que hay cerca de mi casa, me he encontrado con un hombre que decía que la propiedad de su cerebro se hallaba en un vacío legal, y la amnesia sólo era un síntoma: sus recuerdos no pertenecían a nadie. Un loco. Después ha seguido diciendo en voz muy alta que, en el Panthéon, en París, vio el péndulo de Foucault en funcionamiento, pero con un cartel que avisaba que había momentos que el péndulo se paraba pero que la Tierra no tenía por qué notarlo. Y en ese gesto sencillo, en ese vacío de pensamiento a través del cual trataba de traspasarnos sus recuerdos para que no se perdieran, ese hombre, al que todos mirábamos con cara de asombro, había logrado desubicarnos. Entonces he pensado en devolvérsela, en comunicarle mis pensamientos, en decirle que he visto catedrales de todos los colores: grises, rojizas; y que en Rouen vi una catedral de piedra blanca que parecía salida directamente de ordeñar una vaca. Pero sólo me he acordado de Piglia, y de la réplica de la ciudad que un loco construyó dentro de su casa, y que lo que pasaba en la réplica pasaba luego en la ciudad, y que por eso estaba loco. 

Ya en la cafetería he estado leyendo los Cuadernos, de Cioran. Aunque dicen que C. es un pensador menor, y quizás lo sea —soy incapaz de juzgarlo—, a mí me está gustando, porque me gustan las cosas sin importancia, como cuando leí los Pequeños tratados, de Quignard, y me encontré allí cosas que entendía, cosas que no entendía y pequeñas maravillas. Escribe Cioran que es imposible leer una línea de Kleist sin pensar en el hecho que se mató. Su suicidio se confunde con su vida, como si se hubiera suicidado desde siempre. La manera de escribir de C. me recuerda a Nietzsche, como buscando la brevedad y lo fragmentado y, a la vez, «contribuyendo con todo lo que se pueda al incremento de la perplejidad general».

No hay comentarios: