Los días en la cueva son días sin ideas. No sé a quién puede interesar que esos días no tengan ideas. Cuando sales de la cueva ya todo está oscuro para que, cuando al día siguiente vuelvas a estar dentro, creas que afuera todo está apagado y que es mejor algo de luz que la falta de ella. Con el tiempo se aprende a no pensar en ello: afuera todo está apagado, se piensa.
Los días en la cueva son días que no cuentan. Pero sí cuentan. Eso lo veo después, cuando salgo. A veces cuando salgo vuelvo a entrar y a salir para ver si noto algo. Supongo que es en ese momento cuando debería notarlo pero no siempre es así. Hay veces que estando dentro creo estar fuera pero sin poder hacer las mismas cosas que hago fuera.
«Por eso el trabajador sólo se siente en
sí fuera del trabajo, y en el trabajo, fuera de sí.» Marx, “Manuscritos económicos y filosóficos”