lunes, 7 de septiembre de 2015

Lo que me dejé en Kassel no invita a la lógica (II)



«En mi tierra, país famoso especialmente en el mundo por su macabra guerra civil, la culpa apenas existía, se dejaba esa cursilada para los ingenuos alemanes. Nadie perdía el tiempo con el remordimiento por haber sido nazi, o franquista, o catalán colaboracionista con el dictador de Madrid, cómplice de los asesinos del Tercer Reich. En mi tierra se había vivido de espaldas desde siempre al drama del declive de Europa, quizás porque, al no participar directamente en ninguna de las dos guerras mundiales, se veía todo eso como un asunto de otros y tal vez también porque en el fondo se había vivido prácticamente siempre en el propio declive, estábamos tan sumergidos en él que ni sabíamos percibirlo.»

Enrique Vila-Matas, Kassel no invita a la lógica

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