Además de recopilar
teorías sobre la muerte, anoto todas las frases que podría haber escrito y no
escribió Scott Fitzgerald. Esta es de Bolaño: «Todos tenemos un antiguo amor
del que hablar cuando ya nada se puede decir y está amaneciendo». En esta frase
he encontrado un momento de belleza, porque encuentro la belleza en cualquier
arte, en cualquier parte; aunque alterno estos momentos con momentos de
autocensura, porque las cosas se rompen y estoy algo confuso. Esta mañana, al
pedir un café, el camarero me ha parecido Lobo Antunes. Llevo tiempo así: también
todos los señores con gafitas me parecen Pessoa. Esta noche empezaré a leer
Teoría del ascensor, de Sergio Chejfec. Hace casi un año que lo tengo
pendiente. Me reservo libros que sé que son buenos para momentos determinados,
como precaución por si un día se acaban. Aunque en el fondo, lo que yo querría
es escribir sobre la muerte durante tres días seguidos, salir al balcón, respirar
profundamente y esperar ahí fuera para elegir el momento. Pero esos momentos no
son de belleza, no forman parte de ningún arte. Tampoco la novia vestida de
novia que veo a veces en un bar, llorando, forma parte de ningún arte. Porque para
el arte se ha inventado un contexto. También para la escritura. Salir fuera de
ese contexto anula su valor. Y vi a esa novia el otro día, bebiendo mucho,
sabiéndose anulada, como si en poco tiempo hubiera sufrido más de un desengaño.
Y como escribe Luigi Amara, «en la calle, en la vida diaria, el encuentro
fortuito con el arte —con el arte desnudo— suele pasar inadvertido». Por eso voy
a empezar a escribir, y lo haré durante tres días seguidos, algo que comience
así: ‘Morí hace tiempo: es hora que me vaya dando cuenta. En lo que fue mi vida
sólo terminé de leer un libro: Pedro Páramo, de Rulfo, y era evidente que ahí
todos estaban muertos’. Voy a precisar más: ‘Morí a mediados de los setenta: me
fui como si nada. No hice otra cosa que lo mismo que el señor Wakelfield, de
Hawthorne: me fui aquí a lado, a la calle de enfrente, al otro barrio’.
2 comentarios:
No obstante haber descubierto el blog hoy, para mi placer, todo lo que he leído desde años atrás me ha causado tal felicidad, que sólo quiero dar las gracias y si puede seguir más y más, a pesar de incorporar el personaje de Melville, pues se agradecería.
Y lo de las fotos que acompañan todo es también de premio. Bellas.
Miñuca Villaverde
El blog "La calle del orco" me ha traído hasta aquí y me alegro, porque me ha gustado lo que he encontrado.
Me gustaría igualmente a tomar un té con hierbabuena en "El zoco del escriba" para que hablemos sobre lo que prefieras.
Un abrazo.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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