sábado, 19 de marzo de 2022

Sobre el amor, 20:35 de la tarde

Siempre me fijo en las personas que estamos ahí, esperando, por la mañana, por si alguno pone cara de saltar. Cuando un tren llega antes de la hora, a todos nos coge por sorpresa, incluso a los suicidas. Como me he sentado al lado de una mujer que decía que dormía mal y que tenía que luchar —malditos ingleses— contra esa manía de tomar té por la tarde, me ha parecido Juana de Arco. Entonces he pensado en Rouen, quizás la ciudad más bonita por la que pasa el Sena, y he recordado que una vez comí en un pub al lado de Le Gros-Horloge, cerca de la place du Vieux-Marché y viendo, desde la terraza, a lo lejos, la catedral de piedra tan blanca como el esperma de una ballena. Mientras en el tren, a mi izquierda, un hombre tenía el aspecto firme de haber leído un poema de Baudelaire.

Un poco antes, de camino a la estación me he encontrado a mi vecina checa, que volvía de trabajar. Como ha visto que llevaba en la mano El libro de todos los amores, de Fernández Mallo, me ha dicho que a ella no le interesa la naturaleza de lo universal, que el mal está en los detalles. Con esas primeras palabras de la mañana, ya en el tren, he empezado a leer unas páginas del libro, que es un catálogo de todos los tipos de amores pero no sólo eso. Escribe Fernández Mallo que en la película An unmarried woman, una mujer que cena con sus amigas, suspira y dice: «Echo de menos los orgasmos rápidos a la antigua». Mientras leía, he pensado en un libro que me regaló Gema que es una pequeña maravilla: Sobre el Amor, basado en Sobre el Estado, de Lenin, en el que el autor sustituye, en todo el texto de la conferencia que pronunció Lenin en la Universidad de Sverdlov en 1919, la palabra Estado por la palabra Amor. Recuerdo que cuando lo leí, lo que hice fue sustituir la palabra Amor por Desamor, y todo empezaba a tener más sentido: «Los hombres se dividen en gobernados y en especialistas en gobernar, que se colocan por encima de la sociedad y son llamados gobernantes, representantes del Desamor».

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